sábado, 31 de octubre de 2015

La escuela y el cine

A propósito de la película La profesora de historia (Les héritiers, Marie-Castille Mention-Schaar, 2014), que vimos el otro día en clase, empecé en el metro a elaborar un listado de títulos que abordasen el tema de la educación, el aprendizaje, la enseñanza, la relación maestro-discípulo, la figura del profesor, los alumnos, etc., con sus infinitas perspectivas y variantes. Me salieron bastantes, pero al llegar a mi madriguera y ojear el libro de mi estimado Sánchez Noriega —profesor de esta casa— Diccionario temático del cine, entendí que ya lo había hecho alguien antes que yo, y muy bien, por cierto. Por eso, en lugar de pergeñar un remake chapucero (los remake casi siempre lo son), he optado por adjuntar directamente las páginas del libro. Bien si queréis reflexionar al respecto, bien si queréis ponerle a vuestros futuros alumnos alguna película que aborde el tema (corrijo: "temas", ya que es una cuestión poliédrica), aquí os dejo un inventario bastante completo de películas (¡más de un centenar!) que espero os sea de utilidad en algún momento. Echadle un ojo porque merece la pena. 

Con la venia del profesor Noriega, me he permitido añadir algunos títulos al listado, amén de la ya citada La profesora de historia, posteriores todos a la publicación del diccionario, razón por la que no aparecen en él recogidos. Asimismo, seguro que me dejo no pocos en el tintero, por tanto cualquier aportación será bienvenida. Entre las cintas, tres francesas*, La clase (Entre les murs, Laurent Cantet, 2008), Mis tardes con Margueritte (La Tête en friche, Jean Becker, 2010) y En la casa (Dans la maison, François Ozon, 2012); una canadiense, Profesor Lazhar (Monsieur Lazhar, Philippe Falardeau, 2011); una alemana, La ola (Die Welle, Dennis Gansel, 2008); y otra estadounidense, El profesor (Detachment, Tony Kaye, 2011), sobre la figura del maestro como referente para los jóvenes, del afamado director de American History X (1998). Y luego un par más, éstas no tan recientes ni centradas en el tema de la educación, pues sólo dedican unas pocas secuencias, pero sí que abordan de una manera tan divertida como singular el mundo de la escuela: filtrada por los recuerdos la una, Amarcord (Federico Fellini, 1973), e impregnada de surrealismo y fantasía la otra, Amanece que no es poco (José Luis Cuerda, 1989).

*Si uno ve el cine francés de los últimos diez o quince años comprueba que el tema de la educación está siempre muy presente. No necesariamente en primer término, sino como tapiz de fondo, siempre tomando la temperatura a la sociedad del momento. Algo que podemos ver incluso en la obra de cineastas de adopción en el país de la baguette, como Polanski, Kieslowski o Haneke (de quien no podéis dejar de ver la extraña y sugerente Caché, 2005).

Y aprovechando que estamos en un máster sobre profesorado y a su vez en la asignatura de Historia, permitidme un pequeño apunte histórico sobre la educación en el país vecino. Si bien el sistema educativo francés fue empleado en el siglo XIX como instrumento de la conciencia nacional, en la segunda mitad del XX se produjo una profunda transformación ligada a los cambios sociales e intelectuales (mayo francés o revolución de 1968, movimientos juveniles), a la extensión en edad de la escolarización obligatoria y al aumento de la heterogeneidad de la composición del alumnado (e incluso del profesorado) por la inmigración y población suburbial/periférica de las grandes ciudades, con un desarraigo y falta de integración social acentuada en la llamada segunda generación. Y así lo reflejan en sus películas, su literatura y su teatro. Me estoy acordando, por ejemplo, de la obra de Yasmina Reza Un dios salvaje.

Todo esto, que los franceses llevan décadas asimilando y debatiendo, y cuyo cine refleja estupendamente, en nuestro país suena todavía a ciencia-ficción.


SÁNCHEZ NORIEGA, José Luis (2004), Diccionario temático del cine, Madrid, Cátedra, pp. 175-181.






3 comentarios:

  1. Gracias por la información Alex. Creo que el cine, entre otras muchas cosas, constituye un estímulo de la reflexión ante situaciones concretas. En este caso, al ver películas que versan sobre la educación podemos, como futuros docentes, reflexionar qué y cómo queremos transmitir, pensar en el clima que nos interesa generar en nuestras aulas. En momentos de bajos ánimos, ver alguna de estas películas nos puede recordar el futuro por el que luchamos y lo que nos gustaría hacer. Incluso nos ilusiona, ¡cabe la posibilidad de tener un Pollock en el aula! (como Julia Roberts en La sonrisa de Mona Lisa). Asimismo el cine nos acerca a la psicología adolescente, nos reconcilia con ella y con nosotros mismos (un día lo fuimos, algunos aún lo somos un poco).
    Estupenda e interesante entrada!

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  2. Muchas gracias, Ana. Te doy la razón. Estas películas son un estupendo revulsivo en horas bajas. No hay mejor remedio para levantársele a uno el ánimo que sentarse a ver "El club de los poetas muertos".

    Otra es la maravillosa "El indomable Will Hunting", dirigida por Gus Van Sant, y con inmejorable y oscarizado guión de Matt Damon y Ben Affleck (quien nos lo iba a decir!!). No sé vosotros, pero yo no puedo dejar de verla.

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  3. Pues imagina, Alex, el día que seas profesor...

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